En el ámbito de la ética, el valor es una
propiedad de los objetos, incluidos los objetos físicos como también de los
objetos abstractos (por ejemplo, acciones), que representa su nivel de
importancia.
El valor ético de algo denota su grado de
importancia, con el objetivo de determinar que acción o vida es mejor realizar
o vivir (Deontología), o por lo menos un intento de describir el valor de
distintas acciones (Axiología). Puede ser descrito como tratando a las acciones
mismas como objetos abstractos, asignándoles valor a ellas. Trata sobre la
conducta correcta y la vida buena, en el sentido que una acción que posee mucho
valor o un valor relativamente elevado puede ser considerada "buena"
desde un punto de vista ético (en el sentido de un adjetivo), y una acción que
posee un valor bajo o por lo menos bajo en sentido relativo puede ser
considerada "mala".
Que es lo que hace que una acción sea
valorada a su vez depende de los valores éticos de los objetos que ella
aumenta, disminuye o altera. Un objeto con un "valor ético" puede ser
identificado como "ético o filosóficamente bueno" (en el sentido de
un sustantivo).
Existe una diferencia entre el valor
relativo (o valor personal o cultural) y el valor absoluto (o noúmeno) (lo cual
no debe confundirse con el valor absoluto en su acepción matemática). El valor
relativo es subjetivo, dependiente de puntos de vista individuales o
culturales, y por lo tanto es sinónimo del valor personal y cultural. Por otra
parte el valor absoluto, es absoluto en un sentido filosófico e independiente
de puntos de vista individuales y culturales, además de ser independiente de si
es aprendido o no.
El valor relativo puede ser considerado
como una 'experienca' por los sujetos del valor absoluto. El valor relativo por
lo tanto varía según la interpretación individual y cultural, mientras que el
valor absoluto, permanece constante, sin importar la 'experiencia' individual o
colectiva del mismo.
El valor relativo puede ser explicado como
una suposición, a partir de la cual se puede extrapolar la implementación. Si
el valor absoluto fuera conocido, podría ser implementado; pero, como existe,
sin importar si es que lo conocemos, su implementación no puede suponerse.
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