Se denomina creacionismo al conjunto de
creencias, inspiradas en doctrinas religiosas, según las cuales la Tierra y
cada ser vivo que existe actualmente proviene de un acto de creación por uno o
varios seres divinos, cuyo acto de creación fue llevado a cabo de acuerdo con
un propósito divino.
Por extensión a esa definición, el adjetivo
«creacionista» se ha aplicado a cualquier opinión o doctrina filosófica o
religiosa que defienda una explicación del origen del mundo basada en uno o más
actos de creación por un dios personal, como lo hacen, por ejemplo, las
religiones del Libro. Por ello, igualmente se denomina creacionismo a los
movimientos pseudocientíficos y religiosos que militan en contra del hecho
evolutivo.
El creacionismo se destaca principalmente
por los «movimientos antievolucionistas», tales como el diseño inteligente,
cuyos partidarios buscan obstaculizar o impedir la enseñanza de la evolución
biológica en las escuelas y universidades, arguyendo que existe un debate
científico sobre la cuestión. Según estos movimientos creacionistas, los
contenidos educativos sobre biología evolutiva han de sustituirse, o al menos
contrarrestarse, con sus creencias y mitos religiosos o con la creación de los
seres vivos por parte de un ser inteligente. En contraste con esta posición, la
comunidad científica sostiene la conveniencia de diferenciar entre lo natural y
lo sobrenatural, de forma que no se obstaculice el desarrollo de aquellos
elementos que hacen al bienestar de los seres humanos.

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